lunes, 18 de enero de 2016

La educación en los museos

La semana antes de vacaciones leímos en clase un texto muy interesante sobre los museos. El texto trataba sobre cómo  se puede conseguir que la gente enriquezca su vida con los museos, que la gente se emocione y se divierta, que los visitantes aprendan y se eduquen. Para ello los museos deben renovarse y buscar alternativas que atraigan a la gente hacia ellos, pues la gente que acude ha hecho una evolución en los últimos tiempos. Antes los visitantes tan solo acudían para pasear entre el material expuesto y hoy en día la gente va en busca de una experiencia física donde utilicen todos los sentidos, buscan la adquisición clara e identificada de conocimientos y cuando no se obtiene este beneficio rápido y explicito, los museos no resultan atractivos.
Así pues los museos en los últimos años han intentado buscar ideas para renovarse y así resultar atractivos para el público. Han decidido que el papel más importante de los museos debe ser el de educar, pero educar de una forma divertida. Para ello,  hay que saber las necesidades de las personas haciendo un pequeño análisis de la realidad. Así que lo primero que hay que tener en cuenta, es que las personas de todas las clases, edades, razas y etnias tienen derecho a compartir el patrimonio cultural del que disponen y los museos tienen la obligación de reflejar la naturaleza de la sociedad en sus colecciones, en la composición de sus empleados y cuerpo rector y en su programación. Los museos son la llave del pasado, un pasado en el que todas las razas y culturas se tienen que ver reflejadas. Tras un análisis de la realidad los museos intentan que todo el mundo se sienta identificado, para que así tenga más ganas de ir a los museos y aprender.
En el texto también cuenta como los museos hablaron con los colegios para así elaborar un plan educativo con el que los niños pudieran completar sus conocimientos adquiridos en clase yendo a los museos. En definitiva, el texto habla sobre el papel más importante que tienen los museos ‘’Educar’’ y esa educación debe ser divertida y amena. Cuando alguien vaya a un museo tiene que estar pensando y divirtiéndose todo el rato, se tienen que poner en marcha todos los sentidos del visitante.
En el texto hay un ejemplo de como un museo hizo que los visitantes aprendieran a la vez que se divertían. Un museo decidió abrir sus puertas por la noche durante el mes de julio para que los niños pasaran hay la noche asando pescado en una tradicional cocina de carbón, hacen una tétrica visita a la luz de las antorchas por el museo y se prueban disfraces y sombreros. Con esto pretenden que los niños conozcan la historia social de Barbados. Esta actividad también la hizo el oceanográfico, donde los niños podían ir a dormir con el colegio, con su familia o con quien quiera y pasaban una noche entre tiburones donde aprendían las diferentes clases que hay.

En conclusión opino que un museo cuando te hacen participe de él es interesante y te dan ganas de volver una y otra vez. Recuerdo que cuando era pequeña fui a un museo con el colegio, vimos una exposición de cerámica y después de verla nos dejaron hacer figuritas con barro y nos teníamos que inspirar en uno de los autores que hubiéramos visto fue divertido y ayudó a aprender pues mientras veías la exposición sabias que después te tenías que inspirar en alguno, entonces eso te obligaba a mirar las figuras y su autor con más detenimiento.
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